19900331

0186 Devastado por la impetuosidad de su arrollamiento

Su partida provocó en mi interior
Una devastación tormentosa
De proporciones no vistas en mi vida
Porque llegué a apegarme sin control
A cada uno de sus movimientos,
Destiné todos mis pensamientos
Al engrandecimiento de su ser
Me dejé sutilmente poseer
Por una pasión salvaje.
Llegué a insinuar su divinidad
Y a decir en todo momento
Que era tan especial como un regalo
Esperado con ilusión infantil,
Tan importante como un caramelo
Prometido a una inocente criatura.
La consideré a mi entender
Como el agua cristalina de mis ríos,
Como el árbol solitario en mi montaña,
Como el azul blanquecino de mi cielo,
Como lo profundo de mi mar,
Tan vital como el soplo de aliento
Que Dios da a cada mortal,
Tan alentadora como una sonrisa
Y tan conquistadora como una guerrera,
Más seductora que la seducción misma.
Yo prefería estar prisionero con sus besos
A estar libre sin su cariño
Pero ahora ha partido
Y me ha dejado el espíritu arruinado.
Mi vida parece ahora
Una tierra azotada por ciclones.
Mi corazón ha quedado desgarrado
Sin nada a que asirse
Azotado por los embates del viento
Sin ríos, montañas, ni cielo, ni mar
Sin aliento y sin sonrisa,
Devastado
Por la impetuosidad de su arrollamiento.

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