Se desata
De la puerta trasera
De mi garganta
Para afianzarse
En mi lengua el gemido,
Se desanuda el suspiro,
Asciende y desciende
Por mi cuello el jadeo.
Como un garfio mordido,
Un anzuelo que,
Arrojado como bocado
A la hambruna en mi camino,
Me bifurca la vereda
Al amor y a la pasión.
Yo pierdo voluntad
Ante la majestuosidad
De tu presencia,
Soy el súbdito de la belleza
Que me haces vivir.
Mi lengua toca la carne
Que envuelve tu flor,
Vivo el destello efímero
Que me ilumina la razón.
Un rayo que desgarra
Mi séptimo cielo,
Notas musicales de placeres
Suspendidas en el umbral
De todas mis albas.
Mi lengua es
Flor rejuvenecida,
Un pétalo que se nutre
De tu fuente.
Me dejo llevar
Por las corrientes del azar
Que brotan de tu pecho
En forma de latidos,
Veo tu estrella fugaz
Cruzando el firmamento
Mientras dejamos,
Simultáneamente,
Una estela de esperanzas
Y sueños redimidos.
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