Me dices que yo soy
El aire fresco que entra
Por el resquicio de tu ventana,
Que en días de fresca lluvia
Soy de azul tu bocanada.
El añil ozono que aviva
Tus lánguidas llamaradas.
Pero pasa,
Que cuando soy yo quien navega
Aferrado a los añicos de una tabla,
En este océano infecundo de magma,
Me ofreces agua turbia
En vez de agua clara.
De beber para la paz en mi alma
Quiero agua de cascadas,
Un preludio de agua mansa,
Agua dulce para la herida
De mi carne a mansalva.
Voy sin resistencia al viento
Sin preámbulos dando la cara,
Fluyo como el río cristalino
Y no quiero el agua turbia
Para la sed de mi garganta,
Lo que busco es tu agua pura,
Tu agua limpia, tu agua clara.
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