Anhelo algo como un tsunami,
Un ciclón, un temblor,
Que se licuefaccionen
Bajo mis pies tus palabritas,
Que te me desprendas del pecho
Como Ícaro de alas perdidas
Que cae al profundo océano
Y se pierde entre las ondas de mi recuerdo
Hasta desvanecerse de mi corazón.
En realidad, lo que yo quisiera
Es el poder del poltergeist
Para remover con la fuerza de mi psique
Estos escombros de Hiroshima
Que quedaron formando
Una desasosegante costra sobre mi piel.
Sobre la dermis de mis sentimientos
Tú eres célula que agoniza boquiabierta,
Y te tengo que remover.
Por eso es que yo quisiera
El poder del poltergeist
Y sacudir con la fuerza de un huracán
Estas vetustas ramas muertas
Que me cuelgan como caedizos cotiledones
Insomnes en las veredas de mi corazón.
Sobre la nube de mis pensamientos
Tú eres yesca que reposa muerta,
Y te tengo que remover.
Para ello yo quisiera
El poder del poltergeist
Y raer con la potencia de un maremoto
Estos despojos de Nagasaki
Que hiciste marchitar con tus fríos
Ocultando las luces de mi sol.
Amar es traducir —traicionar—. Nostálgicos para siempre del paraíso antes de Babel. - Cristina Peri Rossi
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20190731
20190103
4276 Las manecillas del deseo
El epítome de mis ansias
Queda dicho en la angustia
Que anida en mi garganta.
Me imantas a tu cuerpo.
Y tengo temor de que tu luz
Estampe nuestro encuentro
En las paredes de mi cuarto,
Lo mismo que la bomba
De Hiroshima imprimió
Con su luz las sombras.
Para que sea más intenso,
Hay que postergar el placer.
Pero te aseguro que
Cuando las manecillas del deseo
Lleguen a la hora cero,
Cuando entregues
Tus golosinas a mis besos,
Cuando mi relámpago atraviese
La espalda de tu cielo
Y me oigas gemir,
Habrá valido la pena
Ser expuesto a la espera.
Para que sea más intenso
Hay que postergar el placer.
Queda dicho en la angustia
Que anida en mi garganta.
Me imantas a tu cuerpo.
Y tengo temor de que tu luz
Estampe nuestro encuentro
En las paredes de mi cuarto,
Lo mismo que la bomba
De Hiroshima imprimió
Con su luz las sombras.
Para que sea más intenso,
Hay que postergar el placer.
Pero te aseguro que
Cuando las manecillas del deseo
Lleguen a la hora cero,
Cuando entregues
Tus golosinas a mis besos,
Cuando mi relámpago atraviese
La espalda de tu cielo
Y me oigas gemir,
Habrá valido la pena
Ser expuesto a la espera.
Para que sea más intenso
Hay que postergar el placer.
20180815
2018.08.15 4034 Un hongo sideral estalló en el horizonte de nuestras risas
Esta mañana
Un hongo sideral estalló
En el horizonte de nuestras risas
Elevándose al cielo
Como en aquella imagen
De Nagasaki y Hiroshima.
El revés consistió
En amanecer de espaldas
Al sueño,
Al delirio,
A la fantasía.
Esta mañana
Un hongo sideral estalló
En el horizonte de nuestras risas.
La sensación de desconsuelo
La tristeza hendida,
Multiplicada,
Vuelta fragmentos minúsculos
Como las esporas de los helechos
Se inserta en nuestra vida
Como el ajenjo.
Un hongo sideral estalló
En el horizonte de nuestras risas
Elevándose al cielo
Como en aquella imagen
De Nagasaki y Hiroshima.
El revés consistió
En amanecer de espaldas
Al sueño,
Al delirio,
A la fantasía.
Esta mañana
Un hongo sideral estalló
En el horizonte de nuestras risas.
La sensación de desconsuelo
La tristeza hendida,
Multiplicada,
Vuelta fragmentos minúsculos
Como las esporas de los helechos
Se inserta en nuestra vida
Como el ajenjo.
20180715
2018.07.15 4003 Tú arrojaste una bomba de Hiroshima
Tú arrojaste una bomba de Hiroshima
En los bastones de mis pupilas.
Al manifestarte frente a mis ojos,
Cuando cruzaste con autonomía.
Tú arrojaste una bomba de Hiroshima
En los bastones de mis pupilas.
Traté de conjugar
Los verbos
Vislumbrar, entrever,
Avistar, divisar,
Pero vinieron derruidos
Mis portentosos muros
De Jericó,
Mis atalayas de Troya,
Mis murallas chinas,
Mis antiguas torres de Babel.
Insubordinadamente
Tomaste mi Bastilla,
Aboliendo para siempre
La libertad que desoprimía
Mi blando corazón
Y me hiciste el esclavo
De tu risa,
Del arco de tus cejas
De tu olor a mandarinas.
En los bastones de mis pupilas.
Al manifestarte frente a mis ojos,
Cuando cruzaste con autonomía.
Tú arrojaste una bomba de Hiroshima
En los bastones de mis pupilas.
Traté de conjugar
Los verbos
Vislumbrar, entrever,
Avistar, divisar,
Pero vinieron derruidos
Mis portentosos muros
De Jericó,
Mis atalayas de Troya,
Mis murallas chinas,
Mis antiguas torres de Babel.
Insubordinadamente
Tomaste mi Bastilla,
Aboliendo para siempre
La libertad que desoprimía
Mi blando corazón
Y me hiciste el esclavo
De tu risa,
Del arco de tus cejas
De tu olor a mandarinas.
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