Te echo mucho de menos.
Mi casa es un cascarón
Con mobiliario ridículo
En el que no se asienta la paz.
El algoritmo de tus pisadas
Se fractura de la cocina
A la habitación y viceversa.
Se crea un cósmico vacío
Que resuena en mis huesos.
Hojas marchitas hay en mi corazón
Como consecuencia directa
De la ausencia de tu voz.
Anhelo que resuene el eco
De tu risa colmando
Cada habitación.
El silencio se ha convertido
En un inquilino no deseado,
Evaporando mi calma
Como el rocío al sol de la mañana.
Trazo un mapa de tu ausencia
En cada rincón de mi morada.
Procuro detectar el brillo
De tu presencia en los recovecos
De mis recuerdos
Y se me forma por dentro
Un laberinto de nostalgia y anhelo.
Esas paredes contra las que me estrello
Buscando tu olor
Son testigos mudos
De mi falta de armonía.
Mis pensamientos marchitan
Como flores sin agua
Y el silencio se alimenta vorazmente
De recuerdos amargos que se entrelazan
Con mis susurros solitarios.