Tu blanca serpiente
De veneno dulce
Muerde con lentitud
Mis equinoccios,
Y a su causa,
Despierta la primavera
En mi cuerpo.
El bálsamo de tus besos
Calma las ansiedades
Prematuras que asaltan
Mi mirada, otrora serena.
Muérdeme con la lentitud
De cada uno de los ocasos,
Que tu pócima penetre
La coraza de mi epidermis;
Que bañes con tus soles
E ilumines con tus rayos
Mis mielinas hibernantes;
Que me inunde cada célula,
Para que el peso que llevo
En mi pecho se disipe,
Vaciando el angustioso cofre
De todas mis malditas penas.