En el centro de mi pecho había una cúpula
Como la del Duomo de San Pedro
Y se vino abajo como ánfora
Que se ahoga en alta mar
Bajo las olas iracundas de la Atlántida.
Deseo dejar por escrito
Que cuando se busque
Alguien a quien culpar,
Todos los dedos te apuntarán.
Porque es harto conocido
Que la trama de mi ombligo
Indicaba el sentido
En el que debíamos caminar,
Pero tú opusiste resistencia
A las rutas de mis mapas,
A las marcas de mis cartas,
A las señas de mi piel.
A las afueras de mi pecho había murallas
Como en las ciudades de la Atlántida
Pero deshiciste en tus aguas
Mis palacios de oricalco
Bajo tu opresiva cúpula de mar.