Yo estaba como los lirios,
Aferrado al terruño
De la congoja
Y mis flores eran otrora
Pétalo de un día,
Fugaz onda sonora
De mi garganta salía.
En un rayo nos amalgamamos
Como aleación de metales fríos,
La tristeza y yo,
Porque no te tenía.
Fui el loco ojo del camaleón
Que gira y gira en cada dirección.
Mi ser vivía
Sin sitio como un delirio,
Que vaga de puerto en puerta,
Que porta de parte en parte
La locura de la soledad.
Buscando sitio por todas partes
Tocando puertas, abriendo puertos,
Aullando como los lobos,
Del tarot, yo era el loco.
Pero ya en tu destino
Se había decidido
Que tus pasos y los míos
Se cruzarían como por azar.
En medio de mi oscuridad
Llegaste con la lámpara
De tu corazón en llamas
Iluminando mi latido oscuro
Lo mismo que si fueses
Santa Clara de Asís.
El epítome de mis ansias
Queda dicho en la angustia
Que anida en mi garganta.
Me imantas a tu cuerpo.
Y tengo temor de que tu luz
Estampe nuestro encuentro
En las paredes de mi cuarto,
Lo mismo que la bomba
De Hiroshima imprimió
Con su luz las sombras.
Para que sea más intenso,
Hay que postergar el placer.
Pero te aseguro que
Cuando las manecillas del deseo
Lleguen a la hora cero,
Cuando entregues
Tus golosinas a mis besos,
Cuando mi relámpago atraviese
La espalda de tu cielo
Y me oigas gemir,
Habrá valido la pena
Ser expuesto a la espera.
Para que sea más intenso
Hay que postergar el placer.
Pasivamente he visto
Cómo me envuelves en tus furoshikis.
Cómodamente en las marañas
De tus telas me enredas.
Tan delicadamente
En tus inestables arenas me hundes.
Tan sutilmente entre tus brasas
Me quemas.
Mi pie va hondo en la marisma,
Atascada mi garganta de tus runas
Me sumerjo en tus dunas movedizas,
No entiendo el lenguaje de tus lunas.
Emulando la escena Al inicio del génesis, Ven y ordena Al dictado de tu voz Que estos mares De lamentos Se detengan A las puertas De mi pecho.
Con las potencias De la palabra Que llevas En tu repertorio Espanta esta aura Que encapsula Mis cariños.
Asegúrate con la autoridad Que te da la cálida ternura De qué el túnel de mi garganta No se obstruya con gemidos Ni que haya rudos sentimientos Como obstáculos a la pasión.
Y verás cómo florecen En un torbellino Las alondras en mi corazón Para ir y abrazarte.
Emulando la escena Al inicio del génesis, Iré y ordenaré Al dictado de mi voz Que esos mares De lamentos Se detengan A las puertas De tu pecho.
Ven y crece hacia dentro Como raíz de baobab Hasta llegar a las entrañas Secretas de mi asteroide, Y anteponte a la soledad Que arranca mis árboles Como si fuesen yerba.
Haz la predicción De cómo será tu bocanada, Tu agobiante suspiro, Tu asfixiante arrebato Para conseguir un poco De luz en tu garganta.
Una tarde de octubre Mientras el agobio me oprimía, Anhelando besar tu boca, Un ave fénix con sus alas rotas Sobrevoló la estepa de mi cuerpo, Y sin proponérmelo, De mi garganta salieron eufóricas Más de diez mil aves locas Y fuiste tú, Quien con su disparo fulminante Hizo revolotear en mi psique Desde el zorzal a las alondras, Desde el pelícano ecuánime A las parlantes cotorras, Hiciste aletear los gorriones, Despertaste mis mil gaviotas Has hecho graznar en mi pecho Un montón de supernovas.