La estela de mi cuerpo
Se cruzó en tu trayectoria.
Hoy somos nuestros
Por arriba y por debajo,
A diestra y siniestra,
A la vanguardia y la saga.
Yo tenía apenas
Una pasión de ley
Básica, simple, sencilla,
Lo imprescindible
Para guardar
Las apariencias,
Lo de rigor para pasar
Los cateos del minotauro
Que pulula insomne
Por el laberinto del dolor.
Al unísono fuimos
Asediadas perdices
Por la ultima lágrima
Del dios del deseo
Y simultáneamente
Descubrimos,
Como el mítico Teseo,
La llave para reverdecer
Nuestras resecas raíces.
Fue el amor
Que hizo intersección
Con nuestros sueños.
Yo bebí con desespero
De la savia impoluta
De tu cuerpo,
Tu comiste
Con desasosiego
De mi carne madura
Y desde allí hasta la altura
De las montañas más altas
Fuimos explorando
El gradiente altitudinal
De la vida y su placer.
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