Amanecí con el anhelo
De pilotar la astronave
De sueños de plata
Para rondar tus lunas llenas.
Abordar tu carro
De carne y fuego,
Teletransportarme,
Ascender hacia el nirvana,
Como el profeta Elías
Hacia el azul infinito.
Y en una locura
De torbellinos,
Rotar en un centro común
Sin miedos, sin alas,
Sin redes
Como trapecistas de circo.
Las mañanas malva
De febrero
Me hacen sentir así.
Son los días
En que tu cuerpo
Y mi cuerpo
Calentitos
En centrípeta atracción
Giraron, giran y girarán
En un vórtice ciclónico,
En los niveles altos
De la tropósfera,
Lejos de la vulgaridad.
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