Mi canción
Que entre susurros
Era modelada,
Abrió el cielo raso
De nuestra habitación
Con su cántico
De arpas.
Las selvas
Se tragan
Monumentos
Del pasado,
Engullen con su verde
Viejos reinos
Y estados
Como en Tikal
O Angkor wat.
Así, mi aprecio
Por la ternura
Con que arropas
Mi cuerpo
Y su interior
Va devorando
Sutilmente
Palacios,
Plazas
Y teatros,
Calzadas,
Altares
Y osarios.
Mi carne hoy
Es un muro prisionero
De tus vastas raíces
Y tu pasto,
Me abandono
Hasta que la flor
Que es por ti
Por tanto tiempo
Anhelada
Surja invicta
Con su pistilo
En apoteosis
Revelada.
1 comentario:
Precioso de toda armonía. Un tratamiento de sutil sensualidad donde el talento se evidencia. Felicitaciones al poeta dominicano Rafael Lorenzo, desde Buenos Aires.
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