20240309

5584 Y así entregarme al festín

¡Ay! En la vida yo avanzaba 
Con la inquebrantable dignidad 
De la reina Vasti 
Cuando se negó a transitar 
El umbral majestuoso 
Del rey Asuero.
Algo me indicaba que 
A tu encuentro 
Se amilanaría 
Mi interno fuero.

Mi frente, elevada con orgullo, 
No permitía que mis ojos 
Se desviaran. 
Sin detenerme transité, 
Sin mirar atrás, 
Con el impulso del temor 
De transformarme 
En una estatua de piedra y sal, 
Lo mismo que si fuese 
La mujer de Lot.

Pero en uno de los giros 
Imprecisos de tu voluntad, 
Circunnavegaste mis costas, 
Exploraste mis átomos, 
Te acercaste inflamable 
A mi fuego interior.

Entonces tu ser se enredó con el mío, 
Doblegando mi abstinencia de amor.

Con tu dulce sonrisa sincera 
Se rompió la constante cadencia 
De mis huellas hacia la aflicción, 
Me hiciste traspasar el umbral 
En el que se torció mi ruta recta 
Hacia el desasosegante dolor.

A mí me estalló por dentro 
Una magia fulgurante, 
Sentí como un trepidante volcán. 

Viví el estruendo del Vesubio, 
El Mauna Loa, 
El Krakatoa, 
El Popocatépetl.

Desde entonces quedó borrada 
Mi angustia generada 
Por la soledad 
Y lo que anhelo es 
Que el nervio de mi pierna 
Se extienda 
Y mis pulmones no se fatiguen 
Al galopar 
Y así entregarme al festín 
De tu cuerpo, 
Por el resto de los días 
Que me aguarden por respirar.

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