Siempre he querido
Coronar tu testa
Con luces del espectro
De mi arcoíris,
Bañar tu cuerpo
Con la espuma
De las auroras boreales
De mis besos,
Ungir como con aceite
De reyes tu frente,
Adornar tus pasos
Con conchas nacaradas
Y albas perlas,
Colgar sobre tu cuello
Mis guirnaldas de rosadas rosas.
Pero siento cada vez que te miro,
Que tu pecho late en una dirección
Distinta a mis anhelos.
Mis lágrimas corren río arriba,
A las antípodas de mi fe,
Hacia el lado opuesto a mi querer.
El oriente y el occidente
Están de lejos,
Como lejos son los pasos
Que te acercan a mis sueños.
Y no sé cuánto más
Podrá mi cuerpo resistir,
La babilónica tentación
De querer sentarme
En tu compañía,
Al borde del río
Y sencillamente
Ver la corriente pasar.
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