Yo soy un ser solitario
Que viviendo de poesía
Materializó su calvario
Pero también su utopía,
En el interno mundo mío
Los abiertos surcos y los valles
Tendiéndose al borde del río
Entremezclan risas y ayes,
Al ritmo del calor y del frío
Y con ausencia de prisa
Crece al compás del estío
El dolor junto a la risa.
Yo soy un ser ermitaño
Que muriendo por poesía
Hizo verdad su santuario
Y también su agonía.
Y así el corazón ambivalente
Rebosando de fantasía
Seguirá siempre valiente
Con su calvario y su utopía.
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