Como un disparatado resorte
Que vibra en el espacio.
Así quedaron mis piernas
Al momento de escuchar:
Yo no te amo.
Y el vaivén que sentí,
En mi atolondrada cabeza
Era semejante al vértigo
Que se siente ante la muerte.
No sé por qué la tierra
No abrió sus fauces
En ese mismo momento,
Y tragó mi alma atribulada
Junto con mis sentimientos.
Para así no sentir
En mi propia carne,
La decepción más tormentosa
Que pueda sentir un ser humano.
La parsimonia de tus palabras
Retumbaba en mis sentidos,
Como el eco en un abismo
Y el dolor de mi garganta,
Era solamente comparable
A el sonido taladrante
Que hacía tu voz
En lo más hondo
De mi moribundo espíritu.
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