Si su cuerpo no estuviese
Enmarcado precisamente
Entre las coordenadas de la supremacía,
Ni siquiera habría reparado en ella.
Por eso es que hoy por hoy
La amo con veneración,
Y mientras exista la palabra
Permaneceré susurrándole que la amo,
Y cuando deje de existir la palabra,
Con mis manos la acariciaré
De una sutil manera,
Hasta dibujar mariposas
Sobre la envoltura de su cuerpo,
Y cuando me fallen mis manos,
En mi mente le recrearé
Su hermoso rostro
Y su cuerpo esbelto y delgado,
Hasta impregnar mi mente
De cada detalle hermoso
Que posee su persona,
Porque al paso del tiempo
Ella se ha convertido
en la obsesión de mis pensamientos,
Y en el aliciente de mi vivir,
En la cúspide de mis ensueños,
Y en la realidad palpitante
Que penetra hasta mis nervios,
Y todo por ser su cuerpo
Tan bellamente formado
Como un capullo de virgen flor.
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