20220610

4668 Años después

Yo debí pensar en no apostar 
Todos mis dardos 
Para lanzar a tus dianas.

Yo debí calcular 
No colocar todos mis huevos 
Frágiles en tu canasta.

Yo debí oponer 
Resistencia a la influencia 
Mágica de tu oscuro mirar.

Yo debí parar 
De temblar cuando tu voz 
Omnipotente mi nombre llamó.

Yo pude invocar 
La mística silaba om, 
El mantra secreto, 
Pude haber reprendido
La dulce tentación.
Yo debí aferrarme 
A la inamovible decisión
De no prestar oídos
A tu seduciente voz.

Pero estaba atravesando 
Por las resbaladizas pasarelas
De la desesperación.

Mis ojos cansados de llanto 
No aguantaban otra decepción
Y me lancé como red de pesca,
Como ballena más que sedienta,
Como bandada de aves inciertas.

Yo salí con la urgencia 
Desestabilizante del desamor
A querer beber de tus fuentes
Sin calcular el dolor
Que tu ajenjo provocaba
A los ríos de babilonia
Que impolutos fluían
En mi edénico interior.

¡Qué opresiva fue la forma 
En que nos despedimos!

Yo viví la experiencia 
De un elefante bailando 
En mi pecho, el peso 
De tu partida me dejó 
Huellas profundas 
En la memoria perenne
Del corazón, que aún hoy, 
Tantas eras pasadas 
Y tantas historias contadas,
Emerge en su apoteosis
Tu recuerdo nítido y blandes 
El pasado lleno de gloria.

Años después
Aun me quema
Como una llamarada solar
El recuerdo de tus dedos
Recorriendo los intersticios
De mi memoria.  

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