Presencié la muerte
De la esperanza
En mi pecho
Al momento de decirte
Que si no había nada
Que pudiera hacer
Para convencerte
De que me quisieras
Y dijiste con fría voz
Que no.
Fue como comenzar de cero,
Comprender por fin
Que el cielo y la mar
Son hondos y color azul,
Comprender que mi pecho
Aun bate con fuerza,
Comprender que mi amor
Debe ser dado
A quien obtenga el derecho
Por su propia convicción
De usufructuarlo.
Yo comprendí este día
Que de nada sirve
Arrojar perlas
A los cerdos
Aunque estos desfilen
En el mardi gras
En Nueva Orleáns,
Éstos nunca apreciarán
Su verdadero valor.
Presencié la muerte
De la esperanza
En mi pecho
Al momento de decirte
Que si no había nada
Que pudiera hacer
Para convencerte
De que me quisieras
Y dijiste con fría voz
Que no.
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