Tu serenísima gracia
Cuando duermes
Se convierte
En alas de mariposas
O plumas de zorzal
Y me llevan en un torbellino
Hacia el azul infinito.
Las ganas matutinas
De abrazarte
Son monedas
En mi pozo de la dicha.
Y la apacible sonrisa
Que se dibuja en tu faz,
Justo al momento en que el sol
Abre las ventanas,
Hacen que mi corazón sea
Como de cera
En el horno de fuego
Del profeta Daniel.
Las ganas vespertinas
De mimarte
Son monedas
En mi pozo de la dicha.
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