Buscando entre los anales
Más antiguos de las conciencias
Yo no encontré diferencias
Ni espirituales ni carnales.
Entre la dulzura concisa
De tu rostro de mujer
Y entre la palabra placer
Y tu sonrisa precisa.
Porque aprecio en tus ojos
La paz más exquisita
Que mi alma necesita
Para aminorar mis enojos.
Te doy gracias infinitas
Por descender de tus alturas
Para hacer de mis locuras
Las utopías más bonitas.
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