La soledad que sentí sin ti
No era abstracta,
Te aseguro de verdad
Que se podía palpar
Como si fuese el puñal
Que atraviesa mi corazón.
Y por esa razón decidí
Estrellar mi mustio pecho
Sobre los acantilados agudos
De tu desprecio,
Porque no era de mi agrado
El seguir teniendo alma,
Si ya mi espíritu,
Mi mente y mi entero ser
Los había vendido a ti,
Como si fuese mi vida
Una reliquia de mercader.
Y al pertenecerte mi cosmos
Tuve que rendirme a tus caprichos.
Pero al momento preciso
De tu nefasta partida,
Dejaste firmemente plantada
Dentro de las fronteras
De mis territorios,
Una naturaleza muerta,
Que corrompió en lo mínimo
Mis sueños e ilusiones.
Y la soledad que sentí sin ti
Era tan vasta
Como el veneno que dejaste
Arruinando inmisericordemente
Mi débil corazón.
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