Desnudo de creencias y de cuerpo
Entramos en el palacio
Del desenfreno.
Yo te he visto descender
Del cielo
Jadeante y entre suspiros.
Cuando la oleada de placer
Fue desde una ola a un tsunami
Por cada poro de mi piel.
Nos entendimos
Entre balbuceos,
Uno a uno vimos caer
Los muros de Babel.
En nuestro peregrino amor
También hay piedras
Como las de las puertas
De la nueva Jerusalén:
Jaspes, zafiros y ágatas,
Verdes esmeraldas
Y grises ónices,
Anaranjadas cornalinas,
Crisólitos, berilos y topacios,
Pálidas crisoprasas,
Jacintos y amatistas.
Pero la corona de espinas
Me la quitas si me mira
El diamante de tus ojos
Y me muerdes
Con tus dientes de perlas
Y me besas
Con tu boca de rubí.
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