No es que desdeñe
El verde pálido
De tu joven clorofila.
En estos días mi razón
Busca un bosque maduro
Con sus musgos
Y sus líquenes.
Que a través
De la síntesis de amor
Tome el dióxido
De mis penas
Y las transforme
En oxigeno renovador.
Dejarme acariciar
Por el olor a pinos
Envuelto en el viento,
Que me seduzca
Y que me subyugue
Y mis hojas reverdezca
Con su sensatez.
Que domine
Los demonios
De mis yerbas aromáticas
Y que al final de la tarde
Con una chispa espontánea
Vuelta fuego consumidor
Calcine mis arbustos
Y marchitas malezas,
Queme la madera muerta
Y elimine al dictado
De su voz de arcángel
La triste turba acumulada
Por la desolación.
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