No pude girar mi cabeza
Para mirar la escena.
Barcas quemadas,
Puentes rotos,
Llaves arrojadas a la mar.
Suponía el fin del fin
En esta historia
Otrora dulce
Que contigo viví.
Una vez cruzadas
Las puertas de mis puertos,
Una vez quemados
Los pasos de mis puentes,
Una vez lanzadas
Las llaves a la mar.
Bien se,
Que con el cadáver
De mi fantasía
No tuve otra opción
Que quemar las naves.
Adornados drakares
Incinerados
Sin pensar,
Con pesar.
Sin pontífice
Que arregle la rotura
De mis huesos
Como puentes
Y pasar por este valle
Lleno de ríos
De tristeza.
Por siempre bajo llaves
Arrojadas a la mar
Cerrados
Permanecerán
El baúl de perlas,
El cofre del tesoro,
La urna de monedas.
Mi corazón es un ánfora
Que se hunde en el mar.
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