Aunque todo mi tiempo
Ya esté distribuido
En los afanes agobiantes
Que devoran todos mis días
Por favor, Señor, no te olvides
De acariciarme la espalda.
A pesar de que hoy
No pude prestarte atención
Como sé que te mereces,
La verdad es que nací
En una ciudad tan afanosa
Y en una época
Que ha sido llamada
De una forma impertinente:
La era de los avances,
La robótica,
La telemática
Y la inteligencia artificial
Y aunque ahora no pretendo
Justificar la insensatez
De haber olvidado hablarte
Por favor, Señor, no te olvides
De acariciarme la espalda.
Te lo pido humildemente
Y como lo que soy sin ti:
Un mísero gusano
En un inmundo muladar.
Por eso fue que te pedí
Que no te olvides de mi,
Porque me he dado cuenta
De que posees la felicidad,
La belleza y la paz
Que jamás antes sentí,
Y aunque en el vasto día
Me haya olvidado hablarte
Por favor, Señor, no te olvides
De acariciarme la espalda.
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