Entonces probé del almíbar
Que se encuentra en tu cuerpo
Y pude recorrer cada palmo
Que encontré implantado
En las praderas de tu piel
Y al treparme impertinentemente
A tus cimas de mujer
Encontré el paraíso
En donde fluye leche y miel
Allí fue donde esparcí
Mi espíritu abiertamente
Porque encontré en ti
Toda la belleza reunida
Que nunca antes había visto
Por eso fue que aseveré
Que en la circunscripción
De tu esbelto cuerpo
Se encuentra incrustado
El mítico paraíso terrenal
Ahí fue donde empecé
A devotamente adorarte
Y a venerarte con las ansias
De un adicto de tu cuerpo,
Porque nunca pude olvidar
Que en tus pechos femeninos
Probé por primera vez
De lo que era la tierra prometida
Que fluye ininterrumpidamente
Las más exquisita leche y miel.
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