Lo mismo que el mar,
El primer cielo
Y la primera tierra
Habían pasado ya.
Eran tantas mis ansias
Contenidas
Que de haber sido
La Atlántida
Me habría hundido
Sin ninguna demora.
El colibrí de mi lengua
Aleteó por mil veces
En la corona malva
De tu corola.
No debí exacerbar
El ardor contenido
Entre tus ondas.
Fuiste descomunal avidez
En el contorno
De mis iridiscentes conchas.
Un total torbellino
De algas en el entorno
De mis nacaradas caracolas.
El deseo me flotó
En el pecho
Como si fuese un ánfora
Antigua que boga
Entre las encrespadas olas.
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