Otrora
En mi pecho había
Todo un universo,
Con enanas blancas
Y gigantes rojas,
Millares de quásares
Y de pulsares
Un montón,
Tenía incluso
Constelaciones
Enteras
De supernovas.
Cuando pasó el tiempo
Luego
De la implosión
De tu desprecio
En mi interior,
Habiéndose disipado
Los rayos
De amarguras
Y sufrimientos,
En mi tórax
Todo se evaporó
Y es ahora la nada
La que llena toda
Mi bóveda celeste.
No sé dónde fue a parar
El conglomerado
De ilusión
Y polvo cósmico
Que giraban como locos
En torno a mi pasión.
Tengo un corazón
Maltratado en el lugar
En donde llevaba un sol.
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