Hoy se inicia en mi universo
El solsticio del desprendimiento
Y sin embargo mi pecho
En contraposición
Coincide con el tiempo de asir.
Ariadna desata de sus dedos
Su incierto destino sin fin
Y aunque quiero que tu cuerpo
Sirva solo para mi
Eres de espuma y viento
Agua de mar y aire,
Se va tras tu voz mi aliento.
La verdad, nunca fui diestro
En laberintos, pasadizos y mazmorras
Y no se qué hacer
Si dejar flotar mi cadáver por el Sena
O simplemente resurgir
De entre estas cavernas.
Puse anuncios públicos
En diarios y por los caminos,
Vociferé por las plazas
Pero ningún Ícaro apareció
En mi destino
Que me prestara sus alas
Y salir del laberinto.
Mi Ariadna enmaraña los hilos
En lo interno de mi pecho,
Se estrangula con sus nudos
Mi agitado corazón.
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