Más de mil soles han pasado
Desde el día
En que por azar te conocí
Y a partir de aquel momento
En que tu sonrisa descalabró
En lo hondo de mi médula
La preocupación y la pena
Yo fui una náyade
Que voló por las pléyades
De tu pelo
Y me sumergí cual tritón
Entre las ondas
De tu pecho
Sin pensar en nada más
Que comer cada día
Del manjar delicado de tu rostro
Porque siendo un hedonista
Que busca el placer
Tu cara vino a ser
La medida perfecta
De bienestar de mis huesos
Y tus labios perfectos
Contenedores absolutos
Del baúl de perlas
Que mi alma ansiaba
Por tanto tiempo
Poseer.
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