La desolación que dejaste
En la urbe metropolitana
De mi cuerpo de hombre
Fue tan exagerada,
Que solo la puedo comparar
A la desolación dejada
En Río de Janeiro
El día después del carnaval,
Porque el ver la fosforescencia
De tus ojos caribeños
Abiertos al esplendor del mar,
Como si fuese un amplio ventanal,
Fue lo que me impulsó
A amarte y adorarte
Con ingenuidad e ilusión,
Sin saber que eras
Fugaz,
Como la euforia del carnaval,
Porque si lo hubiese sabido
No te habría dado a habitar
Mis castillos encantados,
Ni mis palacios suntuosos,
No habrías pisado mis alfombras,
Ni recostado tu cabeza
En los costosos divanes de mi pecho,
No habrías podido vivir
En los altos rascacielos de mis sueños,
Ni siquiera te habría alojado
En mis más apartadas favelas,
Porque eras tan pasajera
Como la euforia del carnaval.
Pero te entregué sin saber
La llave de mi ciudad
E irrumpiste en mis autopistas
Con una velocidad tan vertiginosa,
Como es de vertiginosa
La euforia del carnaval,
Alejándote del centro de mi ciudad,
Ultrapasando los suburbios
Más apartados de mi cuerpo
Y la desolación que dejaste
En la urbe metropolitana
De mi corazón de hombre
Fue tan exagerada,
Que solo la puedo comparar
A la desolación dejada
En Río de Janeiro
El día después del carnaval.
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