Cuando entre suspiros me implores
Que ya basta por esta vez
Será entonces cuando comiencen
Tu espíritu y mi espíritu,
La lenta ascensión
De la espiral apoteósica del placer,
Hasta que nos estrellemos
Simultáneamente
En el espejo del firmamento.
Entonces se van a dilatar al compás
Nuestras pupilas encendidas
Y se relajarán nuestros cuerpos,
Como si fuesen un resorte
De una catapulta en tiempos de guerra,
Y cuando extenuado me veas
Por favor abrázame con fuerza
Y no digas nada,
Porque el idioma que se habla
En las más inverosímiles alturas
No necesita de palabras.
Porque la ternura que preciso
Solo la quiero de tu mano,
Porque sé que puedes hacer de mi
Un recién nacido acunado
En tus brazos que son,
Exactamente como las literas
En donde duerme la reina de Saba.
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