Ayer,
Cuando arrancamos
La raíz del mal
De nuestros cuerpos,
Nos transfiguramos
En la cima del monte.
Allí desplegamos las alas
Hasta cubrir el universo,
Atrás quedaron las tristezas,
Las amarguras,
El cansancio de los días sin sol.
En ese momento
Yo cerré los ojos
Para ver mejor
Los destellos de tu vía láctea.
Gravitamos tú y yo
Animados por el eje del placer.
Hoy, me conmueve tu gemido,
Tú te configuraste a mi forma.
Mañana también vendrá
Desde el mar la lluvia
Y cuando yo esté solo
Pensando en lo nuestro,
Inevitablemente iré
Henchido de delicias
Hacia tu constelación
De Andrómeda.
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