Era la tarde inflamada de sopor
Y los últimos rayos del sol
Caían con su tono crepuscular.
La casa llena de verde
Hacía que mi pecho latiera
Como enrojecido por un ritual.
Tú eras la brisa ligera
Y yo fui la hoja tierna
Que levemente se movió.
Tú eras la bocanada primera
Y yo fui el suspiro aliviador.
Que el momento en que
Juntos estamos sea eterno,
Sin hacer nada,
Solo dispuestos a sentir
La brisa del ocaso difuminar
Su rayo verde
Sobre el palacio de nuestro arrebol.
Así, en la calma que nos envuelve,
Esperemos juntos la lluvia de meteoros
En esta noche que está por empezar.
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