A veces parezco gris
Como el molibdeno,
En ocasiones amargado
Como la amígdala
Después de probar el ajenjo,
Pero nunca mi amor me deja
Para irse a los espejos.
En ocasiones soy añil
Como los celos
A veces soy solo oscuro
Como el averno
Pero me salva tu boca de ángel,
Los cascabeles enredados
En tu pelo.
Justo ayer me descubrí
Como el veneno.
Tus labios fueron antídoto
Para mi cuerpo.
No quiero vanagloriarme
Ni que la jactancia sea mi centro
Pero amo cuando despliegas
Tu aurora boreal
Mientras yo estoy indefenso.
Plantas cara a la tristeza
Con tu trébol,
Haciendo huir la azarosa soledad
De las fronteras de mi cuerpo.
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