Llegas a casa
Con la autoridad bíblica
De una alucinación,
Devoras cada lasca
De mi piel
Aún humedecida del llanto
Provocado
Por la antediluviana
Soledad.
Caen mis acorazonadas
Hojas perennes
Y veo crecer deformes
Mis helechos
Arborescentes.
Cómo decirte
Que acompañado
De tu ausencia
Me maceré
En un torrente
De lágrimas
Hasta que quedaron
Enchumbadas
Mis células epiteliales,
Y mi dermis.
Llegas a casa
Cuando la pena
Habita conmigo
En la contigua
Habitación del dolor.
Entonces comprendo
Que la pena
Es siamesa
De la alegría.
Que no ha de haber
Puentes
Para pasar
De un estadio al otro,
Que a pesar de que llegas
A casa como huracán
Por las islas del Caribe,
Me traspasa como daga
El alivio.
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