Si por un azar del destino
El vestido que me pusiera hoy
Estuviese hecho
De indiferencia y olvido.
A dónde irían a dar
Cada una de las mañanas
De frío pedernal
Con que acariciaste
La superficie toda,
Inmensa, amplia, espaciosa
De mi pecho
De hombre sideral.
Cómo irías a manejar
La gigantesca y devastadora
Tromba marina
De disgustos
Que gritando al abordaje
Una tarde cualquiera
Justo antes de las tres
Llegará hasta tu umbral.
Pero volviendo de lo absorto
De mis pensamientos
Me digo no,
Solo vestiré esta máscara
Que sutilmente me sugieres
Para que haga combinación
Con el resto del montón
De huesos secos
A que he sido relegado
A partir de la partida
De mi puerto de tu corazón.
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