La herida mortal de mi corazón
Fue sanada por tu risa,
Porque como si fuese un apósito
En el órgano de mi pecho,
Quedó plasmada,
La onomatopeya de tu risa
Y yo pude refrescar
Mi alma y mi aliento
Con tus labios de fruta
Tropical y madura,
Por eso me veo obligado
A quererte como te quiero,
Porque tú eres tan grata
Y oportuna,
Como el agua cristalina
En medio del desierto,
O como el aire oxigenado
En un cuarto clausurado,
Porque tú viniste a mi vida
Y curaste las heridas
Que tenía en mi corazón
Y sellaste mi razón
Con la marca de tus besos,
Y por eso te confieso
Que mi delirium por ti
Es tan vasto y apasionado
Como la fuerza gravitatoria
De la muerte por la vida,
Y tan grande y exagerado
Como las ganas de beber agua
En un cálido desierto.
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