Los inusuales estados de ánimo
Que me haces vivir
Cada vez y vez tras vez
Que el zarpazo de tus garras
Me deja el rasguño
Cuando te dispones a sacar
De mi cuerpo la paz.
Tus manos son una araña
Que camina lentamente
Por la cara oculta de mi árbol,
Uña afilada recorriendo
Mis secos valles,
Mis muertos huesos,
Mis tortuosos meandros,
Mis recovecos,
Mi desprotegida piel.
Se extendió mi dolor por dentro
En frondosas ramas
De bosque plantado
Junto a la fuente de las aguas.
Tu paso por mis veredas,
Dejó huellas,
Como las huellas dactilares
Marcadas sobre el cristal.
Similar a la fisura
De un vidrio se hizo
Un quiebre en mi sonrisa.
Y me has dejado
La hendidura mayor,
De todas las catalogadas
En mi sistema corporal.
Me has roto el corazón.
Estaba muy blando mi pecho
Para que hicieras presión
Con el filo de tu daga.
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