Una tarántula se instaló
Al borde de mi corazón
La misma tarde
En que tus bellos ojos
Disiparon en mi
La ansiedad
Y la desesperación.
Al principio sentí el dulce
De tu beso en mi cuello,
De tus dedos deslizándose
Por mi alma y su interior
Pero no noté el mordisco
Que le diste,
Calculando,
A mi pobre corazón,
Sino hasta que caí
Rendido en tu veneno
Presa fácil de tu amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario