No te calles el “bravo!”
Que mis oídos ansían escuchar
Al momento del beso
De mis labios
En tu región abisal.
No te tragues el “oba!”
Que haría que mi corazón
Emerja victorioso
De su tristeza abismal
No ahogues el “ayibobo!”
Que restauraría como por magia
Este valle de huesos secos
Que se me vuelve la vida
Cuando no estás aquí.
Deja que tus labios,
Enervantes de mi ego por demás,
Musiten los fonemas
De mi universo, de mi aura,
De mi ego, de mi espacio sideral
Y verás
Como en cuestión de instantes
Se desvanece y se recrea
Mi cuerpo
De hombre enamorado
Mi espíritu
De amante irracional.
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