El otoño entró en el árbol
De la misma forma
Que el deseo de morderte
Llegó hasta mí.
Nunca logré saber cómo,
Pero el dulzor de tus labios
Se infiltró en mis labios
Como si fuesen lo mismo
Que el agua
Cuando cala
A través de los muros.
Fueron tus melancólicos ojos
Las fabulosas catapultas
Desde donde
Tu abrasante ternura
Me invadió.
Hoy, que quiero besar
Unos labios ardientes
Y sentir el abrazo
De un dios omnipotente,
Solo pienso en ti,
Y aunque comprendo
De manera consciente
Que no debo enamorarme
De tu imagen y ser,
Lamento por mi mismo,
Porque tus ojos ardientes
Han sido las catapultas
Desde donde
Tu abrasante ternura
Me invadió.
Y hoy
Que quiero comer,
De la misma forma que,
Como se comen
Los copos de nieve,
De tus desesperantes pechos
No puedo asirme a nada más
Que a la locura estrambótica
Y a la irresistible desesperación.
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