Tu mano,
Oh tu mano,
Tu mano sobre mi cabeza
Es como sombra de frondoso árbol
En agobiantes días de calor.
Tu mano
Es como bálsamo benigno
En noches torturantes de dolor
Y cuando extiendes tus brazos
Con intención de abrazarme
Y mirarme y llenarme de ternura
Sin querer
Mi espíritu se torna tan dócil
Que en mis plazas interiores
Se liberan millares de blancas palomas
Cuando tus labios se posan en mí
Rompes los tediosos ciclos
Que mantienen a mi ilusión
Enclaustrada.
Y cuando mi alma diminuta
Sin nada
Siente tu sublime mano
Posarse sobre mi cabeza
Como mariposa de luz o de paz
Mi ser se rebosa de gozo
Y de inefable felicidad.
Tu mano sobre mi cabeza
Es como manantial de agua impoluta
Que corre en medio del sequedal.
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