Su belleza no es
Estratosférica y desorbitante
Todo lo contrario
Se enmarca dentro de la estratosfera de lo sublime
Y me mantiene girando en la órbita
De lo indecible.
Sus ojos contienen
La fosforescencia del mar,
La luminosidad del universo
Y sus besos
Son como almohada reconfortante
Para mi desesperada solitaria médula cansada
Parece como si los dioses de occidente
Hubiesen resueltamente decidido
Combatir la fealdad que en el principio
Cubría los cielos y la tierra.
Es capaz de hinchar de ternura
Los espacios por donde transporta
El grácil vehículo de su etéreo espíritu.
Me garantiza con su risa
Un boleto con todo incluido
A la celeste región de las nirvanas
Y aunque parezca inhumana
Su angelical figura proporcionada
Debo argumentar que su belleza
No es estratosférica y desorbitante
Si no que se enmarca
Dentro de la estratosfera de lo sublime
Y me mantiene girando
En la órbita de lo indecible.
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