Cuatro enanitos verdes
Cayeron desde el cielo
A la pradera de mi fantasía,
Y se instalaron
En los cuatro vientos de mi alma
Como si fuesen
Aire, fuego, tierra y agua.
Cada uno llevaba una luz
Semejante a la de un pulsar
Y la armonía que se estaba viviendo
En los corredores cósmicos
De mi interno espíritu,
Era tan absoluta,
Que ningún acceso de locura
Se podía imaginar.
Pero solo bastó que caminaras
Contoneando tus caderas de negra
Por las pasarelas
De mi ilusión
Para que el más espectacular caos
Se desatara en mi interior.
Porque comenzó una revolución
Patrocinada por tu risa
Y los duendes del aire,
Del fuego, de la tierra y del agua
Derramaron y perdieron
La luz que llevaban,
Dejando las praderas de mi fantasía
Destrozada y mi corazón
Tan triste
Que ninguna música podría
Volver a alegrar mi razón.
Aun creo que si vinieras
A amarme no podrías
Restituir la ilusión.
Porque las luces de los duendes
Contenían la locura y el deseo,
El desenfreno y la pasión.
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