Tu voz era tan sensual
Y alborotadora de mi libido,
Que sencilla y llanamente
Yo no pude controlar
La compulsiva obsesión
De besar tu rostro
En cada uno de sus paisajes,
Porque el colectivo de tu cara
Se me antoja una pintura
Surrealista de Dalí
Que recobra vida
Cuando yo te miro
Con esas ansias tan exageradas
Que rayan en lo absurdo,
De mirar, tocar, acariciar,
Besar, lamer, comer,
Engullir, devorar, digerir,
Tu cuerpo y tu faz.
El perpetuo eco
De tu sonrisa y tus palabras
Me han hecho padecer
Las más extrañas transformaciones,
Porque era tu voz tan sensual
Y alborotadora de mi libido
Que sencilla y llanamente
Yo no pude controlar
La compulsiva obsesión
De comer tu cuerpo,
Como si fuese lo mismo
Que maná llovido de los altos cielos.
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