Cuando por enésima vez mis ojos
Vieron a la mujer hermosa
-La cual he amado tanto-
Mis sentidos quedaron fuera
Del dominio de la realidad,
Y la fantasía más extraordinaria
Se apoderó de mi ser,
Igual que la lúgubre muerte
Se apodera de los seres vivos;
O como se apodera la nada
De lo que es el todo,
Entonces pude darme cuenta
De que ella siempre sería
Tan agradable a mi mirar,
Que mi ser quedaría postrado
Si trataba de sublevarme
Ante su gracia,
Porque ella no podía deshacer
Las cadenas de beldad
Que ataban su rostro.
Y que por más Juanas de Arco
Y por más Mahatmas Gandhi
Que intentaran liberar
Su cuerpo, su alma y su espíritu
Ella por la perpetuidad
Permanecería siendo sin remedio
Esclava de la belleza.
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