Porque era su belleza de espíritu
Tan apoteósica,
Que sería absurdo describir
Al éxtasis que llegaban mis ojos
Cuando veía su cuerpo,
Y su rostro,
Porque aunque no era una diosa,
La sublime gracia de su ser
Me llevaba al paroxismo
Solo con observarla.
Porque su gracia femenina
Me hacía sentir tan indefenso
Como un esclavo negro
Ante su ama blanca.
Porque era la esplendidez
De su cándido rostro,
Lo que me hacía ver el mundo
Color de rosa,
Y por eso fue que deseé
Con todas las ansias
Que puede acumular un hombre
Sobre la faz del planeta,
Besar desde el norte al sur
Y desde el este al oeste
La expansión de su cuerpo.
Por eso cuando la tuve
En el cenit del placer,
Mi espíritu estuvo por morir
Adherido al techo
Del séptimo cielo.
Porque era su belleza de espíritu
Tan apoteósica,
Que sería pérdida de tiempo
Describir la pleitesía
Que yo debía rendir al amarla.
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