Jamás en mi vida imaginé,
Ni la más remota vez,
Que una mujer tan perfecta
Podría pasar por mi camino.
Nunca imaginé que mi ser
Sería premiado con tanta belleza.
Porque a mis ojos es hermosa
En toda la extensión de la palabra.
Confieso que cuando la vi
Fui invadido por su agradabilidad,
Casi caí de bruces en el suelo.
Mi boca quedó entreabierta,
Y mis ojos deslumbrados
Por el fulgor de su mirada.
Lo grande es que nunca jamás
He vuelto a ver en mi existencia,
Una belleza tan precisa
Y tan ajustada a mi gusto.
En la proporción que descubría
Su perfecta y extremada belleza,
El estupor y el deslumbramiento
Se hacían dueños de mis sentidos.
Desde entonces comparto el secreto
De que es ella una musa
Y de que posee cualidades
Inimaginables al entendimiento humano,
Y aseguro con la verdad
Que ni las estrellas, ni los dioses,
Ni la madre naturaleza, ni la paz,
Ni el más sublime principado
Ha logrado infuenciarme
Como lo ha hecho su belleza.
Porque es la pieza femenina más hermosa
Que sentidos humanos han percibido.
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