Si no fuera peregrina su sublime belleza,
Habría pasado desapercibida ante todos
Y no tendría la gloria que ahora tiene.
Es ella quien anestesia mis sentidos,
Quien entumece todos mis nervios,
Y quien da parálisis a mis huesos.
Es más deseable que lo prohibido.
Si pudiera escalar la cima
De sus empinados pechos
Y luego descender por sus laderas,
Quedaría muerto por el placer.
Porque ella es quien traza las pautas
De todos mis empecinamientos
Y me he propuesto empecinadamente
Por placer llamarla Priscilla.
Porque es deliciosa a mi paladar,
Exquisita a mis conocimientos,
Y muy atractiva ante mis ojos.
Para mi es más importante
Que la importancia que tiene mi existir.
Porque me ha colmado de alegría
Y ha dado inspiración a mi vida,
Neciamente la amaré con orgullo
Y jamas podré olvidarla,
Porque para siempre permanecerá
En el pasado, futuro y presente
De mi efímera existencia.
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